Vamos con los tiranos, que no sólo son malos malísimos sino que son un producto de sociedades incapaces de derrocarlos, de élites sociales y económicas que los apoyan, de mandatarios vecinos que les ayudan. Tiranos hay tantos como souvenirs. Nosotros tuvimos el nuestro y el historiador Miguel Martorell nos ayuda a darle su lugar.
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