Aquí seguimos, confinados y pertinaces. Con la alegría de tener de vuelta a nuestro abogado de cabecera, Clemens Lahner, que fue pulga antaño con su sección "la ley es la ley".
Descubrimos que las normas, a parte de para romperlas, deberían ser sensatas y estar para hacernos felices.
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