Aunque el mundo gira y todos nos morimos, algunos viven lejos y otros cerca. El precio y el prestigio, únicos indicadores verdaderos y misericordiosos, nos hablan de un centro imaginario. Pero ¿dónde está el centro? Quizá en una baldosa dibujada... quizá en el sillón de un hombre con corbata... puede que en un escaparate, en un diamante de un anillo... puede que en la uña del dedo de la estatua más alta... o, quién sabe, igual en el botón que abre la caja fuerte del banco más grande... El esquema centro-periferia rige el urbanismo actual pero además está cargado de significación simbólica: pocos dentro, muchos fuera. ¿El mundo es así?
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