Ser Superman debe de tener sus ventajas. Unos preferirán volar, otros ser indestructibles, alguno que yo me sé la visión de rayos x, e incluso tener una identidad secreta... Pero mucho ojo, que la kriptonita acecha. Te deja sin superpoderes y entonces ¡más dura será la caída!
Yo llevo un rato dándole vueltas a cuál sería mi particular kriptonita: aquello que me amuerma, o me descuajeringa, o me deconstruye... ¡Y se me ocurren tantas cosas que no podría decir ninguna en especial!
Venga, echadme un cable, dadme pistas a ver si a mí se me hace la luz: ¿cuál es vuestra kriptonita particular?
5 comentarios:
En mi caso, lo tengo clarísimo. Sin embargo, disculpame porque no es confesable. Como tantas adicciones.
Asi rapidamente y despues de mi crisis con el ordenador diria que es la tecnología, la necesito pero me supera! y tambien las maravillosas compas nocturnas, adorables con la luna pero por la mañana desearias que no debilitasen tanto tu mente y cuerpo. Ayer fui superman y hoy una piltrafa humana!
¿Y si la cripnonita tiene el extraño valor de no hacernos superhombres? a lo mejor sin criptonita no había ni dios que nos aguantara.
A mi, en cualquier caso, lo que más fuerzas me quita es todos esos ratos en los que uno ha de atender a diplodocus en lugar de disfrutar.
En lo primero que he pensado: mi jefe. El anterior era criptonita pero este es un yacimiento enterirto.
Ahí va una confesable (es verdad, Walter, que las hay no confesables): las gestiones, la burocracia. ¿Susto o muerte?, prefiero la muerte...
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