En el último programa se nos pasó por alto hablar de Paul Lafargue, un médico, periodista, político y revolucionario francés nacido en Santiago de Cuba y casado con Laura, la segunda hija de Carlos Marx. Entre los méritos que se le reconocen a Lafargue podemos destacar la introducción y divulgación del marxismo en España, la publicación del primer ejemplar del “Manifiesto comunista” y la redacción del libro “El derecho a la pereza”. En esta obra, una de las más difundidas de la literatura socialista mundial, Lafargue hace una crítica al sistema capitalista y propone, entre otras cosas, la defensa del sueño y la reducción de la jornada laboral a 3 horas, para así poder “trabajar lo menos posible y disfrutar intelectual y físicamente lo máximo posible”.
Os dejo unos cuantos fragmentos destacados de “El derecho a la pereza”.
“Trabajen, trabajen, proletarios, para aumentar la riqueza social y sus miserias individuales; trabajen, trabajen, para que, volviéndose más pobres, tengan más razones para trabajar y ser miserables. Tal es la ley inexorable de la producción capitalista”.
“El culto al trabajo, constituye una extraña locura, una religión de la abstinencia que genera cuerpos debilitados, espíritus encogidos, en suma, seres mutilados”.
“Si la clase obrera, tras arrancar de su corazón el vicio que la domina y que envilece su naturaleza, se levantara con toda su fuerza, no para reclamar los Derechos del Hombre (que no son más que los derechos de la explotación capitalista), no para reclamar el Derecho al Trabajo (que no es más que el derecho a la miseria), sino para forjar una ley de bronce que prohibiera a todos los hombres trabajar más de tres horas por día, la Tierra, la vieja Tierra, estremecida de alegría, sentiría brincar en ella un nuevo universo"
“El fin de la revolución no es un triunfo de la justicia, de la moral, de la libertad y demás embustes con que se engaña a la humanidad desde hace siglos, sino trabajar lo menos posible y disfrutar, intelectual y físicamente, lo más posible. Al día siguiente de la revolución habrá que pensar en divertirse”.
Qué opináis, ¿nos pasamos al lafarguismo?
2 comentarios:
Amiga Leyla, desde que leí este libro me siento lafarguista, sin dudas. Lástima que no siempre se pueda realizar. En la medida de lo posible yo he intentado seguir sus consejos. Pero hay que empezar por no necesitar mucho, por no consumir y conformarse con poco.
Me temo que seguir a Lafargue no sería posible. El virus del consumo y el estúpido invento del "amor al trabajo" hacen casi imposible conseguirlo.
Todavía hay quien cuando se jubila se muere porque se aburre y le falta algo tan "imprescindible" como su trabajo y en su vida no ha aprendido a hacer nada más.
Un beso, Salud y República
¡Lo que es una buena campaña de marketing! La neolafarguista Corinne Maier se forró con Buenos días, pereza (buen título, ¿no?).
En cambio, Lafargue de capa caída. Con lo chula que es la cubierta de esta edición, Leyla...
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